Saturday, July 5, 2014

Juzgando un libro

El mercado está lleno de libros de todo tipo y de toda clase, por lo que saber qué tan bueno es cada uno cuando ya lo has leído es significativo.
Aunque sentirse identificado con la historia y conectar con los personajes es importante, sólo conforma un factor de los muchos que hacen buena, relativamente, a una novela. Así que, a raíz de mi experiencia con la lectura, hoy me dispongo a enseñarles cómo ser un juez imparcial de libros, claro, tomando en cuenta que mi opinión es inexperta y aficionada.
Para empezar, un libro se mide, comúnmente, de acuerdo a la complejidad y originalidad de su trama; una bonita historia de amor en la que la pareja se conoce, lucha con adversarios que se oponen a su unión, finalmente inician un noviazgo, y luego de una ruptura temporal, contraen nupcias para vivir felices para siempre, es interesante, o más bien se limita a consumir tu tiempo por medio de sucesos predecibles, repetitivos, y que honestamente ya has visto en alguna otra parte, pero que al fin y al cabo cumplen su función a la hora de entretenerte. No obstante, una verdadera historia introduce personajes, muchos, algunos enigmáticos, que te hacen dudar de sus intenciones; tiene momentos clave, luego te sorprende con pasados misteriosos, con reapariciones de quienes considerabas ya ajenos al argumento, y dependiendo de la historia, te mantiene asombrado con vueltas y complicaciones, siempre con un final innovador y sin precedentes.

La narración del autor es clave; soy de las que se deleita con las palabras inusuales, aquellas que consiguen describir una escena con especial certeza y exactitud, y aunque de vez en cuando te obligan a buscar un diccionario, el placer de leer un texto poéticamente escrito, no necesariamente en verso, es inigualable. Siento que la novela requiere otro tipo de expresión; no es lo mismo que escribir un guión, en el cual los diálogos son corrientes, pues para eso no hay más que encender el televisor o simplemente oír conversaciones ajenas; las letras en una novela deben ser música para los ojos y la mente.
Urra para el autor si los personajes parecen reales, sus acciones y palabras con características de sólo uno, particulares, de modo que cuando se finalice el libro aquellos parezcan uno más de tus conocidos, y que el recuerdo del libro se asemeje al sentimiento de algo vivido.
Cuando se lee un buen libro, la palabra ''lee'' debe ser sustituida por ''vive'', pues leer no es la acción que describe lo que es sentir por los personajes, sufrir con sus padecimientos, y celebrar en sus victorias; cuando se vive un buen libro, tu percepción de la vida puede evolucionar; las enseñanzas que una novela te deja acostumbran a permanecer, y la vida está llena de situaciones similares a las que en ellas acontece, por eso, cuando en tu camino se cruce un problema de similar carácter, podrás decir con autenticidad que ya lo has vivido, y que ciertamente puedes nutrirte del conocimiento y habilidad de aquel autor, pues sus palabras te han ayudado a prepararte para la realidad.
Si es aquél el sentimiento que te llena cuando concluyes la última página de un tomo, entonces puedes decir, sin duda, que aquel fue un gran libro.

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